1. En un bol, batir con unas varillas 50 g de azúcar con la leche, la ralladura, la vainilla y una cucharadita de canela.
2. Cortar el pan en rebanadas de 1 cm de grosor con la ayuda de un cuchillo de pan. Sumergir las rebanadas de pan en la leche y dejar que se empapen bien.
3. A parte, batir los huevos en otro bol. Calentar el aceite en una sartén para freír las torrijas. Coger las rebanadas remojadas en leche una a una, bañarlas en el huevo e introducirlas en el aceite. Dar la vuelta al cabo de unos 30 segundos y dorarlas por el otro lado.
4. A medida que se van retirando las torrijas del aceite pasarlas por el plato con el azúcar restante mezclado con la canela y dejarlas reposar en una bandeja.
5. Para el acompañamiento, calentar los 50 g de azúcar con 50 ml de agua mineral. Retirar del fuego cuando hierva y añadir los fresones lavados y troceados. Servir junto con las torrijas.
Consejo:
También se puede utilizar fruta fresca, chocolate, nata montada, crema inglesa o cualquier coulis de fruta.